Asfaltar con lluvia, ¿es posible?
Cuando se trabaja al aire libre es normal que el trabajo que realizamos esté condicionado muchas veces por las inclemencias del tiempo. Da igual que sea un calor sofocante, que unas rachas de viento intensas o unas lluvias que pueden poner en jaque nuestras tareas e incluso retrasar la finalización de un determinado proyecto. Respecto a asfaltar con lluvia, ¿es posible? ¿Qué hacer si llueve mientras asfaltamos? ¿Cómo proceder?
España no es ni mucho menos el país de Europa con más lluvias por metro cuadrado. Sí que es cierto que hay muchas variaciones dependiendo de donde vivamos. La lluvia es mucho más habitual en el norte que en el sur y mucho más desigual e incluso “destructiva” si vivimos en la zona de Levante, de Castellón a Almería. Si esto ocurre y estamos llevando a cabo el asfaltado de caminos o carreteras, ¿qué podemos hacer?
Está claro que si un proyecto se retrasa unos días no pasa nada, estas cosas pueden estar previstas en el calendario de ejecución de la obra pero si la lluvia es persistente y promete no irse durante una buena temporada, ¿podemos asfaltar con lluvia? Una cosa debemos tener muy en cuenta, y es que las condiciones de temperatura y la propia humedad afectan directamente a las mezclas, por lo que las tareas de asfaltado se suelen suspender en situaciones de lluvia. Dicho de otra manera: el asfaltado y la lluvia son malas compañeras de trabajo.
Condiciones de asfaltado… y la lluvia
Debemos tener en cuenta que proceder a un asfaltado es disponer de una temperatura adecuada para que el asfalto pueda hacer bien su trabajo y el suelo quede perfecto. De lo contrario, tendríamos que volver a repetir este trabajo cuando la lluvia hubiese parado y el terreno estuviera en unas condiciones óptimas para llevarlo a cabo.
Las temperaturas más óptimas para asfaltar suelen moverse entre los 150ºC y 115ºC grados y el tiempo de compactación no supera los 10min, aunque según el tipo de asfalto y las condiciones ambientales estos tiempos pueden prorrogarse. Mucha humedad y lluvias constantes pueden llevar consigo algo que no queremos en ningún caso: que la calidad del asfaltado se resienta y, por ende, la propia seguridad de la carretera, con lo que toca ser pacientes hasta tener mejores condiciones para ello.
Una de las soluciones más en auge en los últimos años (cabe recordar que hay ciudades y países dónde la lluvia incluso es más habitual que la presencia del sol), es conseguir una mezcla asfáltica que permita asfaltar con lluvia extrema y que encima tenga unas condiciones de calidad suficientes que ayude a conseguir un resultado normal como un asfaltado con un clima seco. Todo un reto para llevar a cabo en proyectos como estos.
Cabe resaltar que el invierno es la época del año con peores previsiones para proceder a un trabajo de pavimentación y asfalto. Las constantes lluvias típicas de esta estación son la razón principal por la que el resultado de los trabajos en esta época no es ni óptimo ni duradero. Los efectos de mezclar agua con los componentes granulares de las bases es la disminución de su resistencia, aplazando al final de la primavera y el verano como las mejores épocas del año para asfaltar caminos y carreteras.